El descenso del río Arlanza nació hace unos años como un entretenimiento de unos amigos de Covarrubias que queriendo disfrutar del espectacular paisaje de la zona hicieron un juego donde tradición e historia se recreaban.
Tras la obligatoria inscripción en el Ayuntamiento de la villa rachela, los palistas se trasladaron hasta el Torcón, en el término municipal de Hortigüela, para efectuar la salida. El río, aún bravo, como consecuencia de las abundantes lluvias y el deshielo en las cumbres de la Demanda, era un regalo ya que proporcionaba un descenso rápido. El día, espléndido y con buena temperatura que agradecieron los palistas que en algún trance acababan dándose un baño en las todavía frías aguas del Arlanza.
El descenso del río Arlanza tiene tramos vivos de navegación ya que el fluir de sus aguas es alegre sin llegar a ser peligrosas. Posee dos presas, la del Monasterio de Arlanza y la de Covarrubias que añaden un punto de adrenalina a los palistas y tiene grandes meandros donde el río se amansa y la navegación se hace placentera.
En un marco de grandes cortados de roca sobre los que el águila real y el buitre leonado señorean el paisaje. Encinas y sabinas cubren sus laderas donde corzos y jabalíes tienen allí su hábitat. En sus márgenes son numerosas las cuevas que nos hablan de tiempos remotos e históricas piedras han sido testigos fidedignos de momentos importantes para la historia de Castilla.
200 palistas
Fueron algo más de 200 las personas que participaron en el descenso, que fue bastante rápido ya que el primero en llegar ha tardado 1,35 horas y el segundo y tercero a poca distancia. El podio de honor lo ocupó Ángel Lorenzo, de Soria, palista federado y pertenciente al club Santiagoterra de Irún. Recordaba el ganaor que es el «primer año» que compite en esta clásica de Covarrubias; da un «diez» a la organización del evento pero sobre todo al «buen ambiente festivo y de camaradería».
El segundo y tercer puesto han sido para Fernando Quindós y para su padre Valeriano Quindós, ambos viejos participantes en Covarrubias.y ganadores durante muchos años.
Tras la obligatoria inscripción en el Ayuntamiento de la villa rachela, los palistas se trasladaron hasta el Torcón, en el término municipal de Hortigüela, para efectuar la salida. El río, aún bravo, como consecuencia de las abundantes lluvias y el deshielo en las cumbres de la Demanda, era un regalo ya que proporcionaba un descenso rápido. El día, espléndido y con buena temperatura que agradecieron los palistas que en algún trance acababan dándose un baño en las todavía frías aguas del Arlanza.
El descenso del río Arlanza tiene tramos vivos de navegación ya que el fluir de sus aguas es alegre sin llegar a ser peligrosas. Posee dos presas, la del Monasterio de Arlanza y la de Covarrubias que añaden un punto de adrenalina a los palistas y tiene grandes meandros donde el río se amansa y la navegación se hace placentera.
En un marco de grandes cortados de roca sobre los que el águila real y el buitre leonado señorean el paisaje. Encinas y sabinas cubren sus laderas donde corzos y jabalíes tienen allí su hábitat. En sus márgenes son numerosas las cuevas que nos hablan de tiempos remotos e históricas piedras han sido testigos fidedignos de momentos importantes para la historia de Castilla.
200 palistas
Fueron algo más de 200 las personas que participaron en el descenso, que fue bastante rápido ya que el primero en llegar ha tardado 1,35 horas y el segundo y tercero a poca distancia. El podio de honor lo ocupó Ángel Lorenzo, de Soria, palista federado y pertenciente al club Santiagoterra de Irún. Recordaba el ganaor que es el «primer año» que compite en esta clásica de Covarrubias; da un «diez» a la organización del evento pero sobre todo al «buen ambiente festivo y de camaradería».
El segundo y tercer puesto han sido para Fernando Quindós y para su padre Valeriano Quindós, ambos viejos participantes en Covarrubias.y ganadores durante muchos años.
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